¿Quién me manda a mí bajar al barro y meterme en estos fregados? Nadie. Sólo mi pulsión de Verdad y Justicia. No soy activista, ni influencer, ni agente del CNI; soy profesor, músico y escritor. Podría mantenerme al margen y quedarme sentado en casa disfrutando de las guitarras y mi discreto harén. Pero cuando la virtud mengua, me manifiesto. Si calumnian a un ser querido, me cabreo. Durante los últimos trece años he presenciado de todo en grado bizarro. Mis ojos han visto cosas increíbles, pero reconozco que nada como ver a Rafapal (el mismo Rafapal, patinador profesional de la Confederación Galáctica, Ashtar Sheran, el 2012 maya… columpiado oficial del movimiento patriota, la alt-right y QAnon) elevado a la categoría de “juez objetivo” que da su “veredicto” (sic; las comillas expresan literalidad). Rafapal, el periodista (en el mejor de los casos), juzga quién puede o quién no puede hablar de ciencia, y de qué manera. Rafapal, el panfletista (en el gremio nos conocemos todos), difamando a los que él considera no tener currículo. Rafapal, el exopolitólogo (sí, busquen la palabra en google), denunciando las insidiosas infiltraciones masónicas de mi buen amigo, el Dr. José Luís Sevillano, un honesto médico de pueblo que durante estos años sólo ha intentado ganarse la vida ejerciendo su profesión mientras Rafapal estaba haciendo… ¿qué exactamente? Hay que poner en contexto al lector, que no tiene por qué saberlo:
Si hace unos diez años a alguien le daba por cuestionar el fundamento filosófico y científico de este mundo, más tarde o más temprano, se topaba con una amalgama de personajes muy dudosos que decían “revelar información muy importante”. ¿Por qué lo sé? Pues porque a riesgo de convertirme en uno de ellos, esa frustración me llevó, en parte, a escribir La Danza Final de Kali. Por aquel entonces, en internet ya estaba esta cuadrilla que neutralizaba cualquier anhelo de búsqueda honesta y pura de la Verdad. Buscabas filosofía, y te daban misterio. Buscabas ciencia y te daban ovnis extraterrestres de otros planetas. Buscabas conocimiento y te daban información confusa, teorías cogidas con pinzas mezcladas con medias verdades y mentiras completas, suministradas por unos tipos que, a falta de una palabra por inventar, se presentaban como periodistas. En efecto: periodistas… creo que no hay mayor insulto ni más ofensivo a estas alturas, y ese es el único que voy a usar contra Rafapal. ¡Soperiodista! ¡Qué eso es lo que eres: un periodista!
Mientras el Dr. José Luís Sevillano estaba acompañando a sus pacientes, Rafapal estaba ejerciendo su periodismo bajo el lema Exopolítica para mentes galácticas. Si periodista es un insulto, periodista galáctico resulta tan malsonante como hijo de la grandísima puta. Mientras Sevillano sanaba a los enfermos, Rafapal enredaba con las profecías del 2012, la llegada de los “extraterrestres buenos” (sic.), o la cura de la homosexualidad. Mientras Sevillano se ganaba los garbanzos con decencia, Rafapal simplemente los ganaba como podía: básicamente ejercía de traductor de autores norteamericanos como Alex Jones y Benjamin Fulford, los castellanizaba, y maquillaba las traducciones para evitar el plagio flagrante. Entre eso y el mercachifle de su web, Rafapal tiraba palante. Como escritor sólo puedo valorarlo por el único libro suyo que cayó en mis manos y he leído: El Arte de ligar en la era de Acuario; y aunque la temática es con mucho la más interesante de su bibliografía, me sorprendió que estuviera peor escrito aún de lo que lo está su blog. Porque Rafapal, como buen periodista contemporáneo, no sabe escribir. ¿Qué le vamos a hacer? Resignación y asumir la realidad: yo no sé andar en moto y Rafapal no sabe escribir.
Pero escribir mal no es lo único que tiene en común con el resto de los periodistas del misterio de su generación. Rafapal pasó la segunda década del siglo XXI con la estrategia de huir hacia delante cuando se descubrían sus fraudes. Ejemplos: la confederación intergaláctica no acababa de presentarse, pues se sube al carro del movimiento patriota de Trump. Los extraterrestres nórdicos no se manifiestan, pues habrá que liarse la manta a la cabeza y aliarse con el nacionalismo europeo de Orban, de Putin o de quien sea. Que la profecía maya se tiene que posponer y la exopolítica resulta una chufa, pues ahora los buenos son los militares que empezarán a detener a los malos. Y en esa vorágine escapista ante la evidencia de estafa, hay que entender esta última pataleta de este pedazo de periodista galáctico. Después del ridículo de Ashtar, del camelo de QAnon, de la derrota (aun no reconocida) de Donald Trump, lo único que le resta a este tipo es aferrarse a su última cruzada como engañabobos: los movimientos por la verdad y la proteína spike.
La proteína spike es tan fantasiosa e inverificable como los alienígenas y la tierra hueca de este fulano. Él lo sabe y, por ese motivo (¡y sólo por ese motivo!), le resulta intolerable que un humilde médico inste a comprobar por uno mismo a través de un microscopio, lo que evidencia no ser otra teoría de la conspiración, de esas de las que Rafapal ha vivido cuan garrapata en los últimos quince años. Yo no tengo ningún conflicto de intereses con La Quinta Columna, no soy su “esclavo mental” (palabras de Rafapal). Tengo una posición siempre crítica y vigilante, también con La Quinta Columna. Soy consciente de sus errores, de sus fallos, de sus pasiones humanas. Por todo eso, no tengo problema alguno en reconocer el aporte meritorio y verdadero de su investigación: ellos han sido los únicos que han presentado una evidencia objetiva y tangible de la farsa que vivimos. Sólo ellos han actuado de manera práctica y autónoma, mientras el resto especulaba y teorizaba sobre papers y estudios realizados por expertos a sueldo. La Quinta Columna ha demostrado que en las vacunas hay un componente no declarado, que además es tóxico, y que además tiene aplicaciones informáticas y biotecnológicas. ¿Esto le sienta mal a Rafapal? ¡Pues claro que le sienta mal! La mera idea de que cualquiera pueda verlo con sus propios ojos, le hunde el chiringuito.
Tiers
Mecenas oficial
- Artículos exclusivos para Mecenas y acceso anticipado a todas las publicaciones
- Acesso exclusivo a La Danza Final de Kali TV
Mecenas con acceso total
- Artículos exclusivos para Mecenas y acceso anticipado a todas las publicaciones
- Acesso exclusivo a La Danza Final de Kali TV
- Derecho a voto exclusivo para mecenas
Mecenas VIP
- Acceso completo a la biblioteca
- Artículos exclusivos para Mecenas y acceso anticipado a todas las publicaciones
- Acesso exclusivo a La Danza Final de Kali TV
- Derecho a voto exclusivo para mecenas