Por supuesto, todo lo anterior. Pero además, si decides gastarte 10 $ mensuales en mi trabajo pongo mi principal herramienta a tu disposición. ¿Qué herramienta es ésa? Mi cerebro.

Soy bueno estructurando información, corrigiendo escritos y redactando trabajos académicos. No voy a hacerte los deberes, pero puedo corregir tus prácticas y trabajos antes de que los entregues. Unificar el formato, reducir las reiteraciones, mejorar el texto… en definitiva, puedo revisar tus trabajos académicos para hacerlos más ligeros, precisos y fáciles de leer.

También soy abogado, y con este nivel de mecenazgo consigues asesoramiento jurídico en cualquier materia que te preocupe. La recompensa no cubre que yo te defienda en un juicio o que te represente en una negociación, pero sí que te explique cómo veo yo tu caso, que te indique qué posibilidades tienes y que te aconseje sobre cómo llevarlo.

(Evidentemente esta recompensa tiene sus límites: no puedo corregir tesis doctorales y quizás no esté capacitado para dar una respuesta a cualquier caso jurídico que me podáis plantear. Sed razonables al pedir.)